Falsas terapias y falsos terapeutas

Por Abelardo Fernandez, encontrado aquí, 7-3-17.

Prestigio y desprestigio de la psicología, la psiquiatría y la terapia. Surgen muchos charlatanes
Problemas de identidad –no sabe si está en el área de la salud o es una ciencia social- y de personalidad -no tiene la gente una definición clara de lo que es la psicología, es todo y a la vez no es nada, pierde importancia-, disociación -puede ser psicoterapia pero también puede ser religión, o entrenamiento empresarial-, personalidad múltiple –cada vez aparecen más psicologías y métodos de “ayuda” diferentes y contrapuestos-, psicosis, rasgos y brotes psicóticos -cada vez más desconoce la verdadera realidad del ser humano en sociedad-,  perversa –se ha convertido en una forma de vender, vender y vender atrofiando a las personas, incluso como una gran perversión. El primer y viejo problema de la psicología es cuál es su origen y cuál debe ser su condición de ciencia; en sus inicios la psicología surge de las ciencias médicas, se consideraba que su función era la “curación” de lo que llamaban los desórdenes psicológicos o mentales.

Ya desde Mesmer se hablaba del magnetismo animal y de la influencia de la luna y los planteas sobre el cuerpo, pasando por Hipócrates que hablaba de fluidos internos que determinaban los cuatro tipos de carácter (sanguíneo, colérico, melancólico y flemático). Tiene más de 100 años que los psicoterapeutas serios y profesionales superaron estas alquimias antiguas, tanto la psicología como la psicoterapia moderna define su objeto de estudio como el producto de la relación entre el hombre y el entorno. Ya desde la psicología general comenzamos a estudiar todos estos procesos humanos que vinculan al hombre con su medio ambiente: la conciencia, la inconsciencia, la memoria, la motivación, la percepción, la atención, las emociones, etcétera. También en el siglo XIX Franz Brentano intentó proponer a la psicología como la madre de todas las ciencias puesto que en ella se hallaba el estudio de toda fuente de humanidad. Si bien los que estudiamos psicología sabemos que Freud fue médico y que su modelo es más un modelo médico positivista, de donde heredamos conceptos como salud, enfermedad, trastornos, etcétera. Hoy la avanzada y poderosa terapéutica psicoanalítica –la humanista y la sistémica también- se asume valientemente como una ciencia social, no usan batas blancas para analizar a sus pacientes, no recetan medicamentos, su trabajo tiene que ver con el estudio del otro, de la alteridad, un vínculo social que determina la naturaleza humana (El psicoanálisis no es psicología dirán algunos ortodoxos).
Hoy cualquier hijo de vecina convierte la psicología y la psicoterapia en una baratija que relaja a las personas, “que las sana, que las cura, que las mete en el camino de la felicidad”: la felicidad se ha convertido en el producto inefable más vendido entre personas con ilusiones igualmente inefables. El supuesto hedonismo asociado a la supuesta felicidad (y a la abundancia y al progreso y a la infinita irresponsabilidad) es un espejito miserable que la gente recibe a cambio del oro que significa su verdadero proyecto de vida y la congruencia social que se espera de ellos.
Los que insisten en arrimar a la psicoterapia a los hospitales y a los consultorios y la llenan de conceptos médicos y que insisten en hablar de enfermedades del comportamiento, de síndromes y trastornos del carácter, igualmente muestran el cobre de no saber cómo y para qué sirve la verdadera psicoterapia y la verdadera psicología.
¿Qué es la bipolaridad? Preguntan a un psiquiatra: un trastorno del comportamiento, responde. Los psiquiatras se la han pasado inventando más y más trastornos del comportamiento cuyo origen está en una sustancia existente (deficientemente en estos casos) en el cerebro humano. La medicación inmediata se mira justificada, las más de las veces lo que conocemos como tratamiento psiquiátrico consiste principalmente en una medicación que disminuye en el paciente, ya sea la sintomatología que se pretende aminorar –en el mejor de los casos-, y su capacidad para estar consciente en el mundo, es decir, lo mantiene aletargado o dormido todo el tiempo. Algunos repiten que no somos una sociedad lo suficientemente desarrollada como para comprender la necesidad y la competencia de la psicoterapia profesional hoy en día. Ay de mí que oso meterme con el poderosísimo imperio de la medicina y la psiquiatría.
Por si esto no fuera suficiente, los vivales que han experimentado y usurpado la eficacia de las técnicas psicoterapéuticas para sugestionar a personas que buscan el éxito tratando de escapar de su realidad y su responsabilidad. Ganan dinero a manos llenas. Sin haber estudiado la carrera de psicología, ofrecen métodos de curación, de relajación, de encuentro con uno mismo y de crecimiento empresarial, de cuanta cosa se les da la gana y se les ocurre con tal de vender. Se dan el lujo de manipular a las personas irresponsablemente y ofrecen cursos, talleres, conferencias multitudinarias, niveles 1,2 y 3 y sesiones individuales incluso. Tal es el caso del tan mentado Coaching, prohibido ya en Estados Unidos y que en México cunde como fuego en gasolina: Son ingenieros, contadores, abogados que viven de la usurpación de funciones, de identidades y de técnicas con las que trastornan a las personas sin responsabilidad profesional alguna.
(....) .... sería bueno analizar cuál es el contenido y la calidad de tales ofertas educativas-, cuantiosas maestrías en psicoterapia de todo tipo (infantil, de pareja, de adicciones, Gestalt, sistémica, psicoanalítica, etcétera) En muchos de estos entrenamientos aceptan a personas que no tienen preparación escolar alguna, amas de casa que al pasar 2 años se convierten en psicoterapeutas e instalan su consultorio. (..¿?)
Se aceptan como psicoterapia cualquier tipo de método no contrastado, constelaciones familiares, regresiones a otras vidas, renacimiento y respiración holotrópica, en fin, todos se volvieron profetas, gurús, adivinadores del futuro, guías espirituales, maestros de la vida de los demás. Nadie respeta bien a bien la vida de las personas concretas y reales que necesitan seguir adelante con sus asuntos personales. Todo es negocio, dinero, mucho dinero junta la industria de la salvación del alma, la prosperidad y el éxito individualista e hipermoderno.

Por Dr. Abelardo Fernandez . Dr. en Psicología. Coordinador de Desarrollo Humano y docente de la Escuela Libre de Derecho de Puebla (ELDP) Psicoterapeuta Gestalt, Musicoterapeuta.

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