Redes, comunicación y ser esencial.
Byung-Chul Han, por David Morán, extraído el 20-3-18.
....«El ser humano ha perdido la originalidad del mismo modo que hemos perdido la belleza original. Hemos perdido lo que éramos en esencia», sostiene.
Infierno de lo igual
Ese animal original, insiste Han, es la antítesis de lo que somos hoy en día. La sociedad postindustrial, explica, nos ha despojado de esa belleza original para convertirnos en «un flujo de datos y en una unidad controlada». «La globalización nos ha hecho perder la belleza original», insiste. Es por eso que en su más reciente ensayo alerta sobre ese «infierno de lo igual» al que nos aboca una época de hipercomunicación, sobreproducción, exceso de información e hiperconsumo. «La globalización consiste en la superación de las barreras: cuanto más iguales sean las personas más aumenta la circulación de capital y de información. Sin este ciclo no habría capital; de ahí que todo el mundo sea igual como consumidor», relata. También en ese proceso de globalización encuentra el filósofo surcoreano una explicación a la proliferación de nacionalismos y movimientos identitarios en el seno de la Unión Europea. «La verdad, como decía Hegel, es la reconciliación entre lo especial y lo general, que en este caso no es posible, ya que unos combaten con los otros y surgen movimientos populistas e identitarios que ven la globalización como algo abstracto que no está ligada a ningún sitio. Hace falta una Unión Europea con unión de corazones, sentimientos y razón», explica.
Han, que llegó a Alemania a los 26 años para seguir con sus estudios de Metalurgia (eso es por lo menos lo que le dijo a sus padres) y acabó estudiando Filosofía y Literatura Alemana y Teología en las universidades de Friburgo y Múnich, respectivamente, se ha convertido en una celebridad gracias a este tipo de diagnósticos y a su feroz retrato de una sociedad en la que la interacción y la interconexión no hacen más que ahondar en el egocentrismo y, en última instancia, en la autodestrucción. «Idiota es el que no se comunica, el que está ocupado consigo mismo, y eso está muy extendido ahora que nadie escucha al otro -explica-. Somos personas que estamos en red, sí, pero no estamos unidos: la comunicación actual se basa en no escuchar».
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