Recordando a Victor Frankl


Enorme libro "El hombre en busca de sentido", de Victor Frankl, creador de la logoterapia.
Recordatorio a través del artículo de M. Escudero encontrado el 3-2-17 aquí.

Por M.Escudero
Viktor Frankl nació en 1905, el mismo día en que murió Beethoven: el 26 de marzo. Fue doctor en Medicina y doctor en Filosofía, pero es un nombre importante en el mundo de la Psicología. Estableció la Logoterapia, denominada 3ª escuela vienesa de psicoterapia (después de la de Sigmund Freud, y de la de Alfred Adler). Desarrolló un análisis existencial consistente en aprender de los pacientes y escucharlos con toda atención. 

Tenía conciencia de las víctimas del psicologismo y denunciaba el cinismo en “este sector ruin que es la psicoterapia”; una comercialización y una opacidad científica que combatir. Se carteaba con Freud, quien hizo publicarle un artículo en la ‘Revista Internacional de Psicoanálisis’ cuando apenas tenía 19 años. 

Su fama se produjo en 1946, a partir de su libro El hombre en busca de sentido; cuyo título literal venía a ser ‘Un psicólogo sobrevive el campo de concentración’. Cuatro años antes, había sido encerrado en uno de ellos. Hay que saber que, en cambio, sus padres y su mujer no sobrevivieron al exterminio nazi. Él no renunció a la alegría de vivir y se salvó de la depresión y del odio.

"El ser humano no es una cosa más entre otras cosas", escribió entonces. Deploraba que les tratasen como si no fueran nadie. Sin embargo, el prisionero más antiguo del campo era "mucho peor que todos los guardias de las SS juntos. Golpeaba a los demás prisioneros a la más mínima falta, mientras que el comandante alemán, hasta donde yo sé, no levantó nunca la mano contra ninguno de nosotros". 

Viktor Frankl planteaba en aquellas páginas, traducidas a 24 idiomas, la conveniencia de erigir una Estatua de la Responsabilidad en la costa oeste norteamericana, como complemento de la Estatua de la Libertad, en la costa este; por ser ambas inseparables. Una propuesta que todavía no se ha hecho realidad. Diez años después de su muerte, se acaban de publicar una suerte de memorias suyas: Lo que no está escrito en mis libros (Herder), un librito entrañable. 

Aquel superviviente explica que fue un apasionado del alpinismo, y que lo practicó hasta los 80 años de edad. Y que tomó sus primeras clases de vuelo con 67 años. Quiero destacar en especial su ecuanimidad y sensatez, así al sentenciar que "quien hable de culpa colectiva está siendo injusto". 

La responsabilidad siempre es de cada uno.

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